Creacion de la Nada.
Qué lleva ella en la valija? Un aborto a remolque de su cordon umbilical, acondicionado en lana rojiza. Los cordones de todos se encadenan hacia el pasado, cables de hebras retorcidas de toda carne.
"Ulises"
James Joyce
La versión de Goyeneche, estremece, como estremece Buenos Aires cuando te bajas en Avenida Corrientes y 9 de Julio. Porqué los porteños somo tan asi...? Si alguien tiene un amigo argentino, no intenten comprenderlo, tratenlo con paciencia... la ironía, el deporte de los porteños, puede destruirlos... A no asustarse, somos buena gente. Me dijo un peruano hace poco... "Buenos Aires es la ciudad para morir", y yo agregué para mis adentros "para morir de hambre". Pero él siguió hablando de todas esas cosas que hacen a una ciudad como es ella. Los árboles frondozos, que en otoño tienen ese color tan particular, la lluvia, el viento, esas calles anchas y vacias, el puerto y la neblina constante del invierno, un poco del barrio de La Boca, no mucho, porque la melancolía es insoportable o sino escuchen "turbio fondadero donde van las almas a recalar"... Y despues me cuentan... Pero aca les dejo uno de mis Tangos preferidos, un tema que dura dos minuto y un poco más... A tres dias de haber llegado a Barcelona, me autoimpuse no escuchar Tango, una regla inquebrantable... claro, en mi primer salida a Ramblas, me encontre con dos tipos que estaban cantando este tema... y como la droga... les pedi que canten "Naranjo en flor", y ellos se entusiasmaron, luego vino otro, y Ramblas se oscureció, y nosotros seguiamos ahi. Pasé toda la tarde envuelto por el tango. Silencio!!! si pueden bajense este tema, que yo estoy tratando de aprender cómo ponerle música al blog, que tengo unos cuantos temas para compartir con ustedes... no se asusten, que no me quedo sólo con el tango...
Llega tu recuerdo en torbellino. Vuelve en el otoño a atardecer... Miro la garúa y mientras miro gira la cuchara de café... Del último café que tus labios, con frío pidieron esa vez con la voz de un suspiro... Recuerdo tu desdén, te evoco sin razón, te escucho sin que estés: "Lo nuestro terminó", dijiste en un adiós de azúcar y de hiel... Lo mismo que el café, que el amor, que el olvido, que el vértigo final de un rencor sin porqué... y allí con tu impiedad, me vi morir de pie, medí tu vanidad y entonces comprendí mi soledad sin para qué... Llovía y le ofrecí el último café.
[ Escrito por
Ismael de Andrea a las11:06 a. m. ][ ]