Hoy fue un día en el purgatorio. No fue maravilloso, tampoco un infierno.
Largas caminatas por la playa, gente que iba y venía, cuerpos, voces, risas, sol golpeando en la piel de cada uno de nosotros.
Caminé, di una vuelta por un parque bellisimo, que ni se cómo se llama, pasee por el Born. Entré a la iglesia gotica. La sensación de que Barcelona es mi ciudad se apoderó de mi. Es una sensación dificíl de explicar, porque el que deja atras su propio pais, pierde para siempre la idea de estar amarrado a un lugar. Todo los lugares son pasajeros, sin identidad propia, siempre se está lejos de todo... en fin. No quiero seguir redundando en esto...
Volví a la playa, ya no habia gente. Y muy cerca mío, casi rozandome la cabeza, pasó un pájaro volando. Pasó cerca mío, hacia el mar. Seguro, entreba en el mar, se iba, con velocidad, con ligereza. Lo único que le dije fue: "¿volverás?"